Câmara Municipal da cidade de Esperanza

Bloco U.C.R. 26-11-2020

En el Presupuesto Municipal hay que cambiar las prioridades para mejorar la calidad de vida y lo ideal sería es que se dé por consenso.

En el Presupuesto Municipal hay que cambiar las prioridades para mejorar la calidad de vida y lo ideal sería sé que se dé por consenso.
El Concejal Rodrigo Müller sostiene que el presupuesto debe reflejar las prioridades actuales de la ciudad. Sostiene que un porcentaje del mismo debe ser decidido por los vecinos.
El presupuesto es la principal ordenanza que se debe dar un Estado año tras año. Lamentablemente, desde hace un buen tiempo ya no lo discutimos como corresponde. El hecho de que esta falta se haya vuelto costumbre y pase, por lo tanto, casi desapercibida es más grave aún.
Para comprender la gravedad de esta situación hace falta alejarse de la coyuntura, dejar de lado la actividad legislativa actual y mirar lo que viene ocurriendo con nuestro Estado Municipal desde hace un buen tiempo: aun en momentos en que hay significativamente más recursos, no logra acumular mejoras sostenidas para los esperancinos. Pensemos: ¿Cuántas cosas nos hace más fácil el accionar estatal hoy que hace 5, 10, 15, 20 o 30 años? ¿Se elevó la calidad de los espacios públicos? ¿Las oficinas municipales funcionan mejor? ¿Estamos más seguros? ¿Es más sencillo acceder a la vivienda propia? ¿La infraestructura urbana de Esperanza se ha modernizado?
Y el problema no es de recursos. Es de no saber qué hacer con ellos.
Precisamente por ello es que es tan importante tomar seria y rigurosamente el presupuesto. Si se compara el nivel de gasto que se propone para el 2021 con el año 2000 ajustado por inflación, el gobierno municipal tiene 3 veces más presupuesto que en 2000.
Si dividimos esa cifra por cada una de las familias esperancinas, tenemos que el Estado Municipal en el año 2019 gasto 52.000 pesos anuales por cada una, es decir 6000 pesos por persona considerando que vivirían en Esperanza 53.000 personas como estima el censo que debe realizarse.
¡Comparado con el año 2000, el Estado municipal tiene hoy 3 veces más recursos reales -es decir, ajustado por inflación- por habitante! Con semejantes cifras, deberíamos sentir impactos positivos claros, obvios, en nuestra vida cotidiana. Pero ello no ocurre.
Nuestro Estado no tiene claro a dónde va. Sólo sabe recaudar y gastar, pero sin una noción clara de para qué. Puede disponer de más recursos, pero ha perdido la capacidad de brindar beneficios incrementales en el tiempo para sus ciudadanos. Este es un problema medular en nuestra ciudad. Y para comenzar a resolverlo debemos, como primer e imprescindible paso, discutir el presupuesto de otra manera. Incluso para el año que viene hemos propuesto que un porcentaje la distribución se realice por los vecinos directamente.